martes, 10 de marzo de 2009

La búsqueda de la felicidad. Me estoy deteniendo en lo sencillo, en lo cotidiano y frágil. Estoy escuchando la música que me gusta, estoy bailando hasta cansarme, estoy amando hasta quedar adormecida, emborrachada de caricias y besos, de momentos gratos.

Estoy contemplando con detención las conversaciones de mi hija más pequeña que ayer me dijo: - ¿mamá sabes como se llama cuando uno va a ver a un muerto? - no, le respondí - veletorio - mientras me miraba con sus ojitos negros y seguros, enseñándome. Esta noche se levantó de su cama y me dijo - te amo mucho- y volvió al sueño que soñaba.

Estoy más atenta con Analicia, la mayor, que me pidió le ayudara en su tarea de matemáticas, para lo cual soy fatal, por lo tanto siempre delego en el padre tal responsabilidad, mas por primera vez en esa asignatura, decidí quedarme a su lado intentando resolver un problema, conduciendo su orden al realizar el ejercicio en el cuaderno, que es lo que le faltaba y eso sí se lo podía enseñar yo, aunque para las operaciones básicas no le achunte. Se fue a dormir contenta, con buen ánimo, porque aunque su padre es muy preocupado y revisa cada cuaderno, cada detalle, sentí que nuestro estudio había sido sumamente productivo, sin juicios (flojera, desorden, copia).

Estar, sólo estar es suficiente, no quieren que les haga las cosas, quieren que esté más, quieren que escuche sus aventuras, quieren comentar situaciones incómodas, quieren relatarme el episodio de su serie favorita, de la cual yo ni siquiera identifico los personajes, quieren que escuche su música y busque con ellas en el youtube los videos... quieren que les de el beso de buenas noches.

Están creciendo rápido y ferozmente, no quiero que mis tiempos me las arrebaten, no quiero que se me pasen esos detalles, ese mundo que ellas quieren mostrarme. Siempre me aman, siempre les gusta estar conmigo, siempre quieren que les perfume y barnice sus uñas, que invente las historias a partir de los dibujos que me muestran, aunque Analicia sabe que no son verdad, quiere creer, cómo Isabella lo hace. La felicidad.

Un abrazo a todos mis amigos(a) blogueros(as) que tanto me han acompañado estas semanas. Un abrazo y un beso cariñoso.

7 comentarios:

DaliaNegra dijo...

Es precioso tu post, y lleno de ternura.Disfrútalas.Un beso***

Camila González dijo...

"Estar, sólo estar es suficiente...

Que bonita frase y cuánta verdad. Siempre es agradable leerte.
Te mando un gran saludo.

Vintage dijo...

Como dice Camila q gran fase estar, sólo estar es suficiente.
precioso tu texto pq me recuerda tanto a mi hija, aprendiendo, mirando, observando, analizando
muakkkkkkkkkkkkkk

Patricia Angulo dijo...

Qué bello post.

Los niños necesitan esa presencia y estando en las cosas simples ellos aprenden a contar con vos y cuando crecen ya lo tienen incorporado a eso de buscarte para compartir su vida, sus experiencias, su crecimiento.
Tengo dos hijas adolescentes y mientras te leía, recordé cómo era yo con ellas de pequeñas y era así como vos, me gustaba disfrutar esos momentos con ella, me parecía que era una forma de aprender a estar junto a ellas.
Si estábamos en lo simple, aprenderíamos a estar en lo complejo.
Y ahora que han crecido y que lo complejo es bastante cotidiano, no dejamos de estar cerca.

Estás por buen camino con ellas, besos y te felicito.

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Te bendigo en amor y luz
y especialmente
honro tu ternura


paz&amor

Isaac

Víctor Hugo dijo...

qué hermoso lo que escribes de tus hijas!
y lo otro también!
la canción es total!

fgiucich dijo...

Un hermoso muestrario de felicidad: esos pequeños momentos que nos ofrece la vida. Abrazos.