Cuando ya se encontraban cerca del País de Nunca Jamás, Peter les señaló: - Es el barco del Capitán Garfio. Tened mucho cuidado con él. Hace tiempo un cocodrilo le devoró la mano y se tragó hasta el reloj. ¡Qué nervioso se pone ahora Garfio cuando oye un tic-tac!
El tiempo, el tiempo es ese cocodrilo que amenaza con deborarnos, con comernos la vida. Comienza comiéndose nuestra niñez, luego nuestra juventud y aunque hagamos todo lo posible por detenerlo, llega implacáblemente, tic tac, tic tac... aunque tratemos de escondernos, nos encuentra y está siempre listo para deborarnos.
Entonces ¿por qué le ayudamos? ¿porqué nos rendimos antes de tiempo y le damos en bandeja nuestra vida?
Dejo estas dos lecciones, totalmente reales y sabias de dos pequeñas de tan solo trece añitos.
PRIMERA LECCIÓN
Nuestros rostros, de alumnos y profesores, se comunicaron entre si, como para prepararnos a recibir algo especial.
- Explícanos - le dije, y la niña comenzó:
- veo velocidad, pues las personas caminan rápido y siempre están apuradas, no se detienen, corren y corren -.
- Y tú ¿te detienes? - pregunté.
Muy segura me respondió:
- sí, yo me detengo y pienso, pienso en lo que estoy haciendo, en lo que me pasa, en lo que pasa a mi alrededor -
Todos nos callamos por unos momentos, tragando saliva, cualquier palabra que hubiésemos mencionado, habría sido inoportuna, nada más que decir, ella lo había dicho todo y a tan corta edad, era una mujer sabia.
SEGUNDA LECCIÓN
Acto seguido otra alumna levantó la mano, pidiendo la oportunidad, cosa a destacar pues hoy todos los chicos y chicas hablan sin esperar y quieren satisfacer rápidamente la necesidad de comunicar; le di la palabra y nos dijo:
- a mi no me gusta la gente que camina rápido, las personas me molestan porque camino lento, pero yo prefiero hacerlo porque así observo ¿para qué apurarme? -
Nada que decir nuevamente, yo solía mirarla con un caminar lento, con un trabajar lento en la sala de clases ¡jamás me hubiera imaginado que ella tendría toda una filosofía detrás de su forma de ser! Sólo pensaba que era demasiado lenta y eso me sacaba de quicio y constantemente la apuraba, para que sacara la tarea.
Pero le dije:
- gracias por compartirlo, porque las personas solemos juzgar livianamente el actuar de otros -
Ayer mi dia tenía sólo el sentido común y tradicional de la rutina, hasta que alrededor de las cuatro de la tarde, estas pequeñas lo cambiaron y me hicieron mirar con más optimismo, concentrándome en ver, en detenerme, dejando atrás la prisa y disfrutando de la lentitud, diciéndole al cocodrilo que no me daré por vencida, no dejaré que se deboré mi vida.
Un abrazo queridos y queridas