
Una vez le temí a ciertas calles
a lo pesado de mis pies
caminándolas
a la sombra de sus rostros
observándome
a la espera en el cemáforo
infinita
al encuentro y la torpeza del
saludo
al palpitar rápido del temor
pálido.
Una vez le temí a ciertas calles
a mirar por la ventanilla del
auto
a cruzarme con sus miradas
o lo que es peor
a mirar sin ser mirada
al terror cabizbajo de mis
hombros
y a esa rapidez de los
fantasmas
que se atraviesan por el aire
y ponen frías las nostalgias.
Una vez le temí a ciertas calles
temí a que me negara
a que yo no fuera nadie
a desaparecer
a que lo decretara
a encontrarme con lo cierto
y reconocer
que no había nada
le temí al desconcierto
de la torpe
encrucijada
a no ser más
y desvanecerme mientras andaba
a ahogarme con el pánico
a que me vieran
a la lástima.
Una vez le temí a ciertas calles
a su tumulto
a su grandeza estirada
a su altiva ignorancia
de sentimientos
de doloradas
de esas cosas que enserio
se nos atragantan
a los maletines
a los trajes
y los que caminan
con importancia
como si hacer doler
fuese un triunfo
como si no sintieran
si no amaran.
Una vez le temí a ciertas calles
no sé si aún les temo
pero
no he vuelto a callejearlas.
8 comentarios:
Qué hermoso poema, me he identificado tanto en él, como si hubiera caminado esas calles con el mismo temor.
Tambien yo dejé de callejearlas, pero si me permitís un consejo, no te las pierdas, salí a recorrerlas otra vez, buscales el encanto nuevo que lo tienen que seguro te están esperando.
Yo he vuelto a callejearlas y sentí en los pies que les gustaba mi contacto :)
Besos.
-pato- voy a callejearlas, pero un domingo, con casi nadie...para empezar.
Muy lindo lo que escribis, por lo visto es lo tuyo la poesía.
Dejaste un comentario en mi blog y queria aclararte que lo que publiqué "La Carta" fué escrito por una escritora de Argentina y quise compartirlo porque hace poco sufrió la perdida de su hija, a qúién, hace 45 años atras, dedico ese escrito, y muchos otros tantos.
Saludos.
damalis: yo escribí un diario los nueve meses que esperé a mi primera hija, para cuando crezca, para cuando no me quiera, para cuando me perdone, para cuando me cuide de viejita y sepa que la única certeza que tuve en esta vida es que quice ser madre.
gracias por visitarme.
Yo he caminado esas calles, a pesar que están lejos yo las he callejeado.
Hermoso poema.
Gracias por tu visita,
Vulcano.
QUé bonito todo.... las fotografías, la música... todo un conjunto bien armado y estructurado
A veces quisiera aprender a bailar tango e ir a bailar a esas calles adoquinadas con una bella mujer elegantemenete vestida y perderme en las sombras silenciosas y virgenes ....
Tu poema me trajo también a la memoria cuando de pequeño descubría los barrios desde las ventanas de una micro o un auto y mis fantasías de niño se arremolinaban en mi cabecita
un abrazo
Victor... ¿bailemos?
(Gracias por dejarme tu alma esta tarde, es tibia y abriga :)
Besos
(dale, callejeá por calles abandonadas y llenas de pajaritos)
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