jueves, 6 de noviembre de 2008

Doloradas


Una vez le temí a ciertas calles

a lo pesado de mis pies

caminándolas

a la sombra de sus rostros

observándome

a la espera en el cemáforo

infinita

al encuentro y la torpeza del

saludo

al palpitar rápido del temor

pálido.


Una vez le temí a ciertas calles

a mirar por la ventanilla del

auto

a cruzarme con sus miradas

o lo que es peor

a mirar sin ser mirada

al terror cabizbajo de mis

hombros

y a esa rapidez de los

fantasmas

que se atraviesan por el aire

y ponen frías las nostalgias.


Una vez le temí a ciertas calles

temí a que me negara

a que yo no fuera nadie

a desaparecer

a que lo decretara

a encontrarme con lo cierto

y reconocer

que no había nada

le temí al desconcierto

de la torpe

encrucijada

a no ser más

y desvanecerme mientras andaba

a ahogarme con el pánico

a que me vieran

a la lástima.


Una vez le temí a ciertas calles

a su tumulto

a su grandeza estirada

a su altiva ignorancia

de sentimientos

de doloradas

de esas cosas que enserio

se nos atragantan

a los maletines

a los trajes

y los que caminan

con importancia

como si hacer doler

fuese un triunfo

como si no sintieran

si no amaran.


Una vez le temí a ciertas calles

no sé si aún les temo

pero

no he vuelto a callejearlas.


8 comentarios:

Patricia Angulo dijo...

Qué hermoso poema, me he identificado tanto en él, como si hubiera caminado esas calles con el mismo temor.

Tambien yo dejé de callejearlas, pero si me permitís un consejo, no te las pierdas, salí a recorrerlas otra vez, buscales el encanto nuevo que lo tienen que seguro te están esperando.

Yo he vuelto a callejearlas y sentí en los pies que les gustaba mi contacto :)

Besos.

paolav dijo...

-pato- voy a callejearlas, pero un domingo, con casi nadie...para empezar.

Anónimo dijo...

Muy lindo lo que escribis, por lo visto es lo tuyo la poesía.
Dejaste un comentario en mi blog y queria aclararte que lo que publiqué "La Carta" fué escrito por una escritora de Argentina y quise compartirlo porque hace poco sufrió la perdida de su hija, a qúién, hace 45 años atras, dedico ese escrito, y muchos otros tantos.
Saludos.

paolav dijo...

damalis: yo escribí un diario los nueve meses que esperé a mi primera hija, para cuando crezca, para cuando no me quiera, para cuando me perdone, para cuando me cuide de viejita y sepa que la única certeza que tuve en esta vida es que quice ser madre.
gracias por visitarme.

vulcano dijo...

Yo he caminado esas calles, a pesar que están lejos yo las he callejeado.
Hermoso poema.
Gracias por tu visita,

Vulcano.

Víctor Hugo dijo...

QUé bonito todo.... las fotografías, la música... todo un conjunto bien armado y estructurado

A veces quisiera aprender a bailar tango e ir a bailar a esas calles adoquinadas con una bella mujer elegantemenete vestida y perderme en las sombras silenciosas y virgenes ....

Tu poema me trajo también a la memoria cuando de pequeño descubría los barrios desde las ventanas de una micro o un auto y mis fantasías de niño se arremolinaban en mi cabecita

un abrazo

paolav dijo...

Victor... ¿bailemos?

Patricia Angulo dijo...

(Gracias por dejarme tu alma esta tarde, es tibia y abriga :)

Besos

(dale, callejeá por calles abandonadas y llenas de pajaritos)