esa que da vueltas y vueltas enredadas por la vida
pero finalmente mis estrellitas no se disparan tan lejos
rodean con su aroma, tan particular, la elipse y cabalgan
sin soltarse de mi voz lo suficiente solamente para explotar.
¿De dónde vienen o quién las ha comisionado en la tarea?
A veces se empeñan en provocarme, en ponerme a prueba
como diciéndome ¡no podrás soportarme! ¡te equivocas! ¡devuélveme!
y ahí va la mamá testaruda y más española que su abuelo
¡No las suelto, no las dejo, las increpo y las aprieto a mi pecho!
Mis hijas, mis mujercitas, mis ¡Mujerasas!
¿A dónde irán a parar sus bellas almas encantadas?
A capturar amistades eternas, a bendecir sus alrededores
recolectando milagros diarios, tarea que a veces les doy
¡Vamos a mirar lo bueno de las gentes, vamos a buscar lo bello!
3 comentarios:
¡Vamos a mirar lo bueno de las gentes, vamos a buscar lo bello!
No hay mejor consejo o herencia que esta invitación.
besos.
LUIS
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...un texto de inspiración sublime... el amor filial, que brota de la sangre y del corazón... te sobraste con palabras henchidas de intensos sentimientos...
Muy bella la forma de expresar tu sentir por tus amados y preciosos retoños
Te mando un gran abrazo de luz
Preciosa esta dedicatoria a tus hijas, ¡ay!, los hijos, es lo que más se quiere en este mundo y por lo que más sufre, sólo quieres lo mejor para ellos pero la vida no es siempre fácil y si ellos sufren se te parte el corazón, yo tengo un hijo, es ya muy mayor pero para mí siempre será "mi niño", mi vida y mi cruz.
Un besazo, Paolav.
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